Un informe que fue preparado por la Comisión Nacional de Monumentos colocó a Buenos Aires y La Plata en el listado de candidatos a patrimonio mundial. La propuesta fue unir a las dos ciudades a través de sus grandes edificios.
Como aporte previo a los rasgos generales de la propuesta, se debe remarcar que los hitos elegidos fueron construidos entre 1880 y 1920, en función del “Proyecto Nacional” de la Generación del 80; donde, durante cuatro largas décadas de paz política y bonanza económica, el capital público y el privado sumaron fuerzas para diseñar -con absoluta libertad de estéticas y técnicas- un conjunto de monumentos que actualmente asombra a todos los turistas. La Argentina de PBI más alto del planeta supo sacar partido de la diversidad y de los saberes de una población políglota, que en pocas décadas transformó la gran aldea en metrópoli.
Comenzando con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cabe destacar que la selección de monumentos que integran este archipiélago tiene valor estilístico, pero también carga simbólica, como: la Casa Rosada, de Tamburini; el Palacio del Congreso; la Plaza del Congreso o El pensador, de Rodin [actualmente en restauración], mirando hacia la avenida de prosapia hispana que visitó la infanta de los Borbones para el Centenario. Los teatros Cervantes y Podestá de la Plata, confitería del Molino, Legislatura porteña, cementerio de la Recoleta, la estatua ecuestre del general Alvear con el brazo en alto (la mejor obra del francés Bourdelle, dicho por él mismo). En el conjunto están también la última cuadra palaciega de la avenida Alvear, con los palacios de la Nunciatura, Duhau Park Hyatt y Maguire. El reducto parisino que se referencia con la plaza Carlos Pellegrini y que está enmarcada por los palacios Atucha, Ortiz Basualdo (embajada de Francia) y Pereda (embajada de Brasil). El Zoológico, el Botánico, el Hipódromo, Palacio Bosch (residencia del embajador de los Estados Unidos), Monumento de los Españoles y Monumento a Cristóbal Colón «mudado» a su nuevo emplazamiento frente al Aeroparque Jorge Newbery.
En el eje Retiro están la Estación (recuperada), el Plaza Hotel, Palacio Paz y Harrod’s; camino al eje bancario podemos encontrar el edificio Tornquist, la Bolsa de Comercio y la Galería Güemes con su revolucionaria estructura de hormigón. Rumbo al Sur, una escala será el Yatch Club Argentino y otra la Usina del Arte, que supo ser usina de la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad, con su fachada ladrillera que tiene la elegancia de un palacio florentino.
Este archipiélago transcultural tiene su complemento moderno en la ciudad de las diagonales, con su hito patrimonial en la casa Curutchet, proyectada por Le Corbusier y declarada dos años atrás patrimonio de la humanidad (junto con otras quince obras del arquitecto suizo nacionalizado francés, padre de la arquitectura moderna).
Candidata a ser declarada Patrimonio de la Humanidad junto a Buenos Aires, la ciudad de La Plata asume la continuidad de un itinerario virtuoso, cuyo punto de partida es su diseño: un cuadrado perfecto. Planificada específicamente para ser capital de la provincia de Buenos Aires, fue fundada por el gobernador Dardo Rocha en 1882.
Entre otros edificios y sitios complementarios del lenguaje arquitectónico porteño, se cuentan el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha, la Catedral (con su estilo gótico), plaza Moreno, el Palacio D’Amico, plaza Rivadavia, el observatorio astronómico de la Universidad Nacional de La Plata, el Palacio Municipal, el Museo de Ciencias Naturales, el anfiteatro del lago Martín Fierro, el Colegio Nacional, facultad de Ingeniería, el conjunto de diagonales, el Palacio de Justicia, el liceo Víctor Mercante y el teatro Coliseo Podestá .
Además, es necesario recordar que La Plata fue recientemente declarada integrante de la “Ruta Argentina y Americana del Art Nouveau”, y el Palacio Gibert reconocido e identificado como edificio emblemático de La Ruta. Según los especialistas, el Art Nouveau (donde también se incluyen el Palacio Achinelly y el Palacio de la Flores) fue una de las tantas novedades arquitectónicas que algunos propietarios adoptaron para conformar el perfil urbano de la ciudad de La Plata y, con sus edificios institucionales resueltos, muchas viviendas, comercios e industrias encontraron en este estilo lo nuevo, lo libre y lo joven como mejor expresión del espíritu de esa época. Esta exitosa postulación nace a partir de un trabajo de investigación realizado en conjunto entre el Consejo de Sitios y el laboratorio del Lemit, donde se contabilizaron unos 300 edificios con al menos algún detalle del art nouveau y se identificaron no más de 100 que estaban en condiciones físicas y estéticas de representar el característico estilo.
El año próximo, este patrimonio arquitectónico estará bajo la lupa de la Asamblea Mundial de la Unesco para integrar el listado de bienes declarados Patrimonio de la Humanidad, tras la presentación realizada por la Cnmmlh (Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos), con el aval de los ministerios de Cultura de la nación, de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires. Lo que está sobre la mesa es un archipiélago de obras monumentales en un mar urbano, que enhebra, con criterio complementario, hitos arquitectónicos de la ciudad de Buenos Aires, fundada en el siglo XVI, con La Plata, fundada por Dardo Rocha a fines del siglo XIX. Desde el Teatro Colón hasta la imponente catedral gótica de La Plata; del Palacio del Congreso al Museo de Ciencias Naturales, más de un centenar de edificios alineados en la traza virtual de ejes temáticos-geográficos, una suerte de GPS sintonizado con el patrimonio.
Los argumentos están a la vista de todos. Resta la palabra de la Asamblea Mundial de Unesco, en su tiempo y en su hora, para que comience a escribirse una nueva historia.